Llueve finito. El agua alimenta estas venas de la tierra, que son sus ríos, arroyos y canales. Las burbujitas que estallan no vienen de arriba sino de abajo, del corazón de estos cauces, donde habita la desidia junto con los desechos tóxicos que envían a diario muchas industrias tucumanas. El olor es insoportable, da igual si es por los residuos de las citrícolas, de los frigoríficos, de las destilerías, fábricas de papel y plástico o por la vinaza que tiran los ingenios azucareros. Los ojos arden; no quieren acostumbrarse.
Es mediodía y en el canal Norte el agua navega amarilla. Recorrerlo provoca náuseas. El trayecto aparece escoltado por montañas de basura. Los vecinos denunciaron varias veces, tantas que sus cuerpos ya aprendieron a inmunizarse, aseguran. No es cierto, dirán los médicos. En el Río Salí hay manchas típicas de los gases tóxicos que lo contaminan, aunque cualquier mirada no logra ver en profundidad los otros desechos que saturan el cauce. Alergias, problemas respiratorios y de piel son algunas de los males que sufren quienes habitan a la vera de este riachuelo.
Y todas estas venas, que en su camino van recolectando los desechos de casi 60 industrias, conducen al mismo sitio: la cuenca Salí-Dulce. El principal damnificado es el dique Frontal, de la vecina ciudad de Las Termas de Río Hondo.
La del Frontal es una interminable historia de promesas incumplidas. La muerte silenciosa de este espejo de agua ya no es una amenaza: es una realidad. Desde hace tres décadas, los desechos tucumanos llegan sin que nadie los invite. Y causan estragos. Ni la Justicia de por medio parece frenarlos. El dique se ha convertido en una cloaca a cielo abierto, aseguran los vecinos de Termas.
Este año la mortandad de peces apareció antes de lo habitual. Sorprendió a un grupo de pescadores que navegaba en una de las vertientes que tiene el dique, el arroyo Mista. El olor nauseabundo y las manchas oscuras o amarillas comenzaron de nuevo a arruinar el paisaje, cuenta Carlos Alvarez, guía de pesca y vecino de Río Hondo. "Arrancamos temprano esta vez, justo en momento cuando estamos en plena temporada turística", se queja.
Este pescador asegura que la contaminación es cada vez peor. Y expresa un sentimiento compartido por muchos de sus comprovincianos: "sufrimos por la ausencia de Estado. Quienes deben controlar que no se contamine no cumplen su función, no se por qué motivo".
Pese a los planes de producción limpia que impulsó Tucumán y a las actas compromiso que firmaron empresarios, las autoridades santiagueñas aseguran que las industrias de nuestra provincia no han hecho nada para disminuir la polución. Por eso ya anunciaron que Santiago del Estero se presentará como querellante en la causa por la que la Justicia nacional investiga el daño que produce Tucumán a la cuenca.
El ingeniero Abel Tévez, secretario del Agua de Santiago del Estero, se despacha: "todos los años, incluido este, constatamos una gran cantidad de peces muertos. Las muestras de agua que tomamos en la cuenca nos determinan que está altamente contaminada y que su nivel de oxígeno es cero".
"Por el grado de polución que vemos, creemos que los efluentes industriales que llegan al dique están siendo cada vez más. Si recién inicia la zafra y ya hay mortandad, esto nos hace pensar que este año la contaminación será la peor de todos los tiempos", pronostica.
"Lamentablemente nos hemos cansado de las promesas. Todos son sólo compromisos y no vemos intención de los empresarios de revertir la situación", sostiene. "¿Cuál es la consecuencia?", se le consultó. "Termina pagando el ciudadano común de Las Termas, y lo paga con su salud, con su calidad de vida, con la muerte de un dique que es fuente de trabajo", dice. Y luego explica por qué el Frontal está a punto de conseguir su certificado de defunción: "tantos desechos que se han ido acumulando están transformando al dique en una laguna de estabilización. Es tremendo, pero real: se está pareciendo a un gran pozo ciego, una cloaca a cielo abierto ¿Saben lo que eso significa para la salud?", se pregunta.
Agobiado por tanta indiferencia, el defensor del Pueblo santiagueño, Martín Díaz Achával, no tiene esperanzas de ver un cambio. "Los empresario se comprometieron el año pasado a tratar sus efluentes antes de arrojarlos a los cauces, pero si ya se vio tanta contaminación desconfío que cumplan con algo. Nos preocupa mucho la situación ambiental de la cuenca que está alcanzado niveles críticos y tal vez irreversibles", sostiene.
¿Qué festejamos?
Los ríos no debieran recibir ni una gota más de contaminantes si se cumplieran las normas. El aire no debería estar tan viciado. No se deberían talar más árboles.
Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, instituido en 1972 en Estocolmo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un llamado de alerta para defender el equilibrio ecológico. Casi cuatro décadas pasaron. Y si bien el mundo asegura que hay más conciencia verde, pareciera que no alcanza, al menos en esta parte del planeta. Porque por las venas de esta tierra, en sus ríos, canales y arroyos, siguen escupiendo su veneno las industrias.